martes, 1 de abril de 2014

Mi incompleto puzzle

Estoy tumbada en la cama, mirando al techo, como tantas veces hago. Pensando en todos y cada uno de los momentos del día, en esos en lo que estoy eufórica, en aquellos otros en los que, de repente, caigo en un extraño y agonizante mundo de oscuridad. Y cuando estoy así, en esta postura, con los ojos inmersos en en pasado, con los ojos inundados de lágrimas, lágrimas que intento reprimir en vano, parpadeando una y otra vez, creando un nudo en mi garganta, un nudo tan grande que impide el paso del aire, haciendome respirar con dificultad y sumergiendome así en la profundo, oscuro, vacío y frío lugar, que me estremece y marea. Y con esa horrible sensación de vacío, que no puedo averiguar de donde procede.

Solo se que con cada día que pasa, ahí sigue, matandome poco a poco, atormetandome noche tras noche.

Hace que me cuestione si algún día desapareceran las noches en vela, las noches pensado en los errores que un día cometí y en las elecciones correctas que no elegí.    

Y si tengo que cargar con esta agonía, como todas las personas que habitan este planeta, no sé si encontrare algún día algo que sustituya la parte que parece haber sido arrancada de mi corazón. Con gusto os diría de que se trata esa pieza que falta en mi puzle, pero lamentablemente siento deciros que no lo sé. Y tal vez y solo tal vez es eso lo que me mantiene inquieta.       

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