martes, 6 de octubre de 2015

Clack!

Clack. Sonó mi rodilla cuando me encontraba en el suelo de la clase de danza. Justo en el momento en que el ''cisne'' debía levantarse.


Mierda. Pensé.

Me incorporé como pude y un dolor abrasador me llegó a la rodilla. 

Mierda. Volví a pensar.

Continué la clase de mala manera, aquello dolía demasiado. 
En aquel momento no tenía ni idea de todo lo que me esperaba...
Pasaron días y días, seguía doliendo muchísimo, siempre cojeaba y estaba realmente hinchado. Así que por fin decidieron llevarme al traumatólogo.
Me hicieron los típicos movimientos que te joden de dolor. 
Mucho reposo y me mandaron una resonancia.
Conlusión de esta:  Una Subluxación Bilateral Rotuliana, (cuando la rotula se queda a medio camino de desplazarse)
Así que me pasé los siguientes 3 meses en rehabilitación. Fue un trabajo duro, pero no me importaba, aquello significaba poder volver a bailar.
La acabé con exito y volví a las clases, en seguida me puse al día, la actuación de final de curso fue increíble. La mejor de mis 7 años bailando.

Septiembre, por fin, otra vez podía bailar, un nuevo curso en el que no me perdería ni una sola clase.
Pasaban los días y no podía seguir el ritmo de la clase, dolía, se hinchaba..
El primer curso de toda mi vida sin poder actuar. A mediados de ese año decidí dejarlo por ese curso, no quería retrasar al resto y hacerme daño de nuevo. Aunque me fastidiaba era una nueva oportunidad para recuperarme ya del todo.
Su actuación fue genial, les salió perfecto.

Al siguiente curso quise volver a intentarlo. No funcionaba. Me esforzaba, intentaba seguir pero no podía. Un día, haciendo la barra en equilibrio, me caí, la rodilla me falló. Me quedé en el suelo por un instante y pensé; se acabó.
Me levanté , miré a la profesora a los ojos y la dije ''no puedo más, lo dejo para siempre''

4 años después, aquí estoy, con la rodilla vendada, sin hacer deporte y sin bailar.
Pensaréis que historia tan fría, no tiene sentimientos. Es cierto a medias, no tiene sentimientos hasta ahora. Quería contárosla de una manera ''objetiva''. Y ahora bien, os explicaré todo:
Para mí la danza era mi vida, lleva practicándolo desde los tres años. Era lo único en este mundo que se me daba bien. Me ponía las zapatillas, escuchaba la música y mis pies se movían solos, sabían 
que tenían que hacer.
El ballet era mi vía de escape, cuando bailaba era el único momento en el me sentía libre, a salvo de todo, el único momento en que todo desaparecía, no había preocupaciones, ni mal estar, absolutamente nada, solo la música, mis zapatillas y yo.
No empecé en danza porque mi madre me obligase, o porque lo necesitase por salud, no, no, empecé a ir a la academia porque me pasaba los días bailando por casa, pasos que ni sabía que existían.
Cuando me lesioné, y tuve que dejarlo por completo, aquel día todo empezó  a venirse a abajo, ya no tenía una buena relación con mis padres, ni con mis mejores amigas, no sacaba tan buenas notas y lo peor de todo, dejé de confiar en mí misma, deje de quererme, de tener seguridad en lo que hago.
Hoy en día, sigo soñando con volver a ponerme las zapatillas y poder pisar un escenario, por poder volver a sudar y empañar los espejos por el esfuerzo, de enfadarme porque no me sale un paso determinado, pero como he dicho, soñando.

Para algunos, vuestra pasión es la música, el deporte, el dibujo, la fotografía, la escritura, para mí era la danza.

Hay momentos que nunca se olvidan.
Son recuerdos que siempre permanecerán ahí. 
Si algo os va a impedir vuestro sueño, luchad, luchad con todas vuestras fuerzas porque aunque no salgáis vencedores habréis dado lo mejor de vosotros.


Sé que es una entrada horrible, no está bien redactada ni nada por el estilo, pero necesitaba escribirlo. 

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